sábado, junio 15, 2013

AVENTURA FOTOGRÁFICA POR CASTRIL


El pasado 25 de mayo nuestra asociación visitó el encantador pueblo de Castril, al norte de la provincia de Granada. Resultó ser una visita muy grata, puesto que nos sorprendimos al encontrar una naturaleza digna de admirar en su Parque Natural.

A pocos kilómetros de llegar al mencionado pueblo, hicimos una obligada parada (y no por necesidades fisiológicas) al encontrarnos con un maravilloso campo de amapolas, en el cual también nos encontramos algunas especies de insectos (arañas, mosquitos y bichos en general), que nos sirvieron para tratar de practicar los macros.






A partir de aquí, nos dirigimos hacia el nacimiento del río Castril, adentrándonos con nuestros vehículos por unos vertiginosos caminos de montaña, desde los cuales se divisaba un pantano con un agua tan turquesa y con una pequeña isla en su interior, que por un momento, pensamos que nos encontrábamos en las estupendas playas de la Polynesia (guardando las distancias, obviamente). Seguimos a la vera del río hasta llegar al aparcamiento y desde ahí, nuestro camino a pie unos cuantos kilómetros hasta el nacimiento del río. Dicho nacimiento viene del interior de la montaña, saliendo al exterior en forma de cascada con abundante agua, muy apetecible tras la larga caminata.


Haciendo el camino de regreso y con un hambre atroz, decidimos hacer una paradilla gastronómica en un restaurante que os recomiendo si vais por allí, El Maño, donde degustamos su especialidad, el cordero y otros deliciosos manjares, y paro porque se me hace la boca agua...





  

 


                            





Tras la sobremesa, nos adentramos en el pueblo para hacer la visita por los escarpados del río, mediante unas pasarelas y túneles que hacen de dicha
visita una aventura. Tomamos unas imágenes espectaculares del río en todo sus esplendor. Terminado este transcurso, pasamos por el centro del pueblo, donde divisamos al "Santo" en la cima de la peña, del cual revelamos el secreto de que fue el abuelo de una de nuestras socias de la asociación quién lo puso ahí.




Por último, y como anécdota, saliendo de Castril paramos para un tomar un cafelillo en un bar muy curioso, donde la dueña se encontraba en su sillón de orejas haciendo punto y viendo la televisión. En definitiva, un viaje que habrá que repetir.







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